Día de la poesía

El Día Mundial de la Poesía, celebrado cada año el 21 de marzo, conmemora una de las formas más preciadas de la expresión e identidad y lingüística de la humanidad. La poesía, practicada a lo largo de la historia en todas las culturas y en todos los continentes, habla de nuestra humanidad común y de nuestros valores compartidos, transformando el poema más simple en un poderoso catalizador del diálogo y la paz.

La UNESCO adoptó por primera vez el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía durante su 30ª Conferencia General en París en 1999, con el objetivo de apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de aquellas lenguas que se encuentran en peligro.

El Día Mundial de la Poesía es una ocasión para honrar a los poetas, revivir tradiciones orales de recitales de poesía, promover la lectura, la escritura y la enseñanza de la poesía, fomentar la convergencia entre la poesía y otras artes como el teatro, la danza, la música y la pintura, y aumentar la visibilidad de poesía en los medios. A medida que la poesía continúa uniendo personas en todos los continentes, todos están invitados a unirse.

Este año en el Fray Luis hemos querido honrar a Mariano San Ildefonso, represaliado de los nazis que hoy ha recibido un Homenaje en nuestro centro.

¿Quién fue?

Mariano San Ildefonso nació en la villa salmantina de Tamames de la Sierra el 19 de mayo de 1904. En esa localidad pasó su infancia junto a su joven madre, Luisa San Ildefonso, siendo un periodo del que conservó toda su vida amistades y recuerdos entrañables.

Con once años pasó a vivir en Salamanca. En 1915 se matriculó de varias asignaturas como alumno no oficial de Instituto General y Técnico de Salamanca (el actual IES Fray Luis de León), donde continuó sus estudios como alumno oficial el curso 1915-1916 y, como no oficial, en los cursos siguientes mientras estudiaba en el colegio del profesor Fabián Villoria como alumno externo. Al abandonar los estudios y con 18 años deja la casa de su madre y se traslada a Madrid para, según sus propias palabras, vivir la bohemia como escritor. Poco después, sus inquietudes le llevan a viajar a América, donde entre 1928 y 1929, visita al menos Argentina, Uruguay, Brasil…

El 8 de febrero de 1939 cruzó la frontera y dio inicio a un largo periodo de privación de libertad en Francia. Y en 1942, a instancias de otros republicanos españoles, comenzó a colaborar con la Resistencia, escribiendo pasquines y boletines que se distribuían clandestinamente dentro de los campos, ayudando a escapar de la deportación a judíos, e incluso participando en acciones de sabotaje.

Hasta que sus actividades con la Resistencia le llevaron a caer en manos de la Gestapo en junio de 1943 y pasó a ser prisionero de los alemanes en Le Vernet, Bordeaux y Toulouse. Desde Toulouse precisamente sale el 3 de julio de 1944 en el que se conocería como “El tren fantasma” en un viaje errático y cruel que terminó 45 días después en su destino, el campo de concentración de Dachau. “Dachau.

Cuando llega a Dachau, Mariano San Ildefonso tenía 40 años y la salud quebrada. La ayuda de otros prisioneros, antiguos brigadistas y españoles republicanos, le facilitaron sin duda sobrevivir los ocho meses que pasó en el campo de concentración, el los que no faltó siquiera un simulacro de ejecución. El 29 de abril de 1945 Dachau fue liberado por las tropas aliadas y Mariano San Ildefonso recobró la libertad, tras cinco años de exilio en campos franceses y ocho meses de deportación.

En 1969, tras más de 30 años de exilio y deportación, retornó a España a instancias de su hija, que había regresado y formado una familia en Madrid. Tenía 65 años y vitalidad suficiente para publicar entre 1972 y 1974 varios libros de poesía, teatro y cuentos escritos con anterioridad. Y dio forma de novela a sus memorias de los campos franceses y de Dachau, aunque el libro no llegó a publicarse hasta 2007, dieciséis años después de su muerte. Mariano San Ildefonso falleció en Madrid el 31 de enero de 1981 a los 77 años. El 26 de septiembre de 1992, el Ayuntamiento de Tamames le hizo un homenaje y le dedicó una calle, resaltando su figura de poeta. Sus restos, junto a los de su esposa Elisa Rodríguez, fallecida en 2003, reposan en el cementerio de Tamames de la Sierra.

“Solamente una hora” de España, mi estrella. Mariano San Ildefonso

Necesito una hora que no existe,

una hora de realidad que sea

el sueño latente de inmensa irrealidad;

una hora que borre a todas las pasadas,

a las horas que pasan

a las que han de llegar.

Una hora en España,

solamente una hora,

una hora nada más.

Yo doy por esa hora

doy,

mis recuerdos mejores

de todo lo que tuve,

de todo lo que fui.

Doy

mis notas brillantes

de la primera escuela;

los ansiados regalos

que ante la chimenea de la casona grande

donde pasé la infancia,

pusieron por la noche los buenos Reyes Magos.

Doy

el primer perrito que tuve

y aquel nido encontrado,

y las trenzas doradas

de aquella muchachita de los ojos azules

que hizo que yo pensara en más,

en mucho más,

que en libros y que en pájaros

y que en perritos que son de cada niño

la primera amistad.

Yo doy por esa hora que necesito,

doy

mi adolescencia soñadora,

mi juventud impetuosa,

doy

el “sí” de aquella novia niña

y el beso de los labios primeros

que me hicieron soñar.

Yo doy por esa hora que necesito,

doy

mis triunfos, mis ideas, mis esperanzas,

hasta doy por esa hora

los líricos racimos de mis versos

que es el tesoro íntimo

mayor que puedo dar.

Una hora en España,

solamente una hora,

una hora nada más.

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